Saliendo a la izquierda del Largo de Donães, llegamos a la Rua Egas Moniz. Antiguamente se llamaba Rua Nova do Muro o simplemente Rua Nova, y así es como la conocen los lugareños. Es una de las calles del centro histórico que mejor conserva su autenticidad. A un lado, las casas siguen el lomo de la antigua muralla, algunas de ellas de estilo medieval. En medio de la calle encontramos un símbolo de la religiosidad popular. Es el Oratorio del Señor de los Desamparados, dedicado a Cristo Crucificado, construido por los lugareños en 1712 y aún hoy cuidado con orgullo. Más adelante, a la izquierda, se encuentra la Casa da Rua Nova. Se trata de una casa de tres plantas de los siglos XVII-XVIII, reformada según un proyecto del arquitecto Fernando Távora en la década de 1980 y que respeta plenamente las técnicas de construcción tradicionales del centro histórico de Guimarães. Fue galardonada con el Premio "Europa Nostra" en 1985, como atestigua la placa situada junto a la puerta de entrada, convirtiéndose en modelo e hito simbólico de toda la política de intervención en el centro histórico que siguió durante más de una década. Desde entonces, ha trabajado aquí la Oficina Técnica Local, responsable a nivel técnico de la rehabilitación del centro histórico, que culminó con su candidatura a Patrimonio Mundial de la UNESCO, conseguida en diciembre de 2001.