Somos Manolo y Almudena, veterinarios, profesión que dejamos aparcada en Salamanca para volver a Toledo y crear "La Posada de Manolo". No se si se puede decir que teníamos esa vocación, pero lo que es cierto es que después de dieciocho años cada día nos gusta y nos enriquece más nuestro trabajo. El contacto con los clientes, descubrir Toledo a través de sus propias experiencias, y ayudar a que se encuentren como en casa es lo que nos anima a seguir.

La idea de nuestra posada surgió de Manolo, mi suegro, quien decía que el día que dejara su casa haría en ella una posada. No llegó a ver cumplido su sueño porque falleció hace ya dieciocho años, pero nosotros cogimos ese relevo y quisimos hacerlo realidad. "La Posada de Manolo" es un homenaje a él, es algo familiar, como lo fue esta casa.

Justo en el centro de Toledo, en su casco histórico, pegada a su majestuosa Catedral, de visita obligada, tenemos nuestra posada. Una ubicación perfecta para conocer la ciudad, en un barrio tranquilo, de calles empedradas y en el que se respira el encanto de esta ciudad Imperial. Cerca de nosotros tenemos oferta de restaurantes, Madre Tierra (vegetariano), Virtudes, Casa Antonio o Los Cuatro Tiempos, y una tienda tan especial como Iro Iro. Estamos cerca de todo, del barrio Judío con la Sinagoga del Tránsito o la de Santa María la Blanca, el Museo del Greco, la Iglesia de Santo Tomé con el cuadro del Entierro del Señor de Orgaz, uno de los más famosos del Greco, y por supuesto con el Monasterio de San Juan de los Reyes. En apenas cinco minutos está la Plaza de Zocodover, lugar de encuentro y centro neurálgico de la vida toledana, allí se encuentra el Alcázar con el Museo del Ejército y la Biblioteca Regional, o el Museo de Santa Cruz y desde allí salen también la mayoría de rutas diurnas y nocturnas. Hay mucho más que conocer, como la Mezquita del Cristo de la Luz, el Museo de los Concilios, los austeros conventos con sus cobertizos... solo están esperando que vengas a descubrirlos.