Los viajeros con presupuesto ajustado saben que una de las mejores maneras de sacarle partido a un viaje es alojarse en un albergue: saldrás a descubrir el destino durante el día e intercambiarás anécdotas con otros viajeros en la cocina o el bar por la noche. El tipo de habitación más común en los albergues es el dormitorio compartido con baño también compartido, pero también suelen contar con habitaciones privadas para quienes quieran pagar un poco más.
La ubicación, la terraza tenía vistas al mar y era una zona común donde poder coincidir con otros huéspedes. La decoración del hostel era curiosa, me gustó verla.
Por un lado el personal, es increíblemente agradable y servicial, todo el rato atentas y con una sonrisa. Nos reolvieron todas las dudas que teníamos y nos dieron una bienvenida muy agradable.
Por otro lado, la cama era muy cómoda y la habitación muy espaciosa.
Por último resaltar el añadido del desayuno auto-servicio que te ofrecen. Es un plus que nos hizo mucha ilusión.
Volvería sin dudarlo a este hostel.
Me pareció un hostel más, nada más a destacar. La decoración de las paredes es lo más entretenido para pasar un rato. Con agua caliente, te dan colcha y toalla. Las habitaciones compartidas con aire acondicionado. Muchos ganchos en las literas, para colgar tus cosas. Y un secador de pelo en el de las chicas, se agradece. Desayuno selfservice básico pero suficiente.
Tania
Persona que viaja sola
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