Los que viajan con poco presupuesto saben que no hay mejor forma de ahorrar que quedarse en un hostel. Con lo ahorrado, podés hacer actividades durante el día. Por la noche, podés intercambiar historias con otros viajeros en la cocina o el bar. Los dormitorios con baño compartido es lo que más se reserva en los hostels, pero también hay habitaciones privadas para los que quieren gastar un poquito más.
El hostal es muy nuevo, está muy limpio y dentro del pueblo y al lado del rio, con vistas a este. Es un sitio tranquilo y muy agradable para relajarte y visitar la zona.
Todo fenomenal, las instalaciones insuperables, el personal súper agradable. Camas muy cómodas y todo muy limpio. Hasta nos dejaron un detalle de dulces típicos de la zona para desayunar. Es un albergue muy coqueto con una buena terraza
La pulcritud del albergue y la comodidad de las literas. La amabilidad castellana de la chica que nos atendió. La cercanía al Castillo de Peñafiel y bodegas de Ribera del Duero.
Todo en el albergue es nuevo. La habitacion está muy bien, con una cama doble muy cómoda y amplia. El cuarto se baño superlimpio. La cocina-comedor es genial, con vistas al río Duero y una terracita increíble para disfrutar del sol del invierno.
Además, destacar la amabilidad y simpatía de María José.
Todo perfecto
Nosotros teníamos la habitación doble del albergue y la verdad que bien. Tiene un tamaño correcto y baño para la habitación. Llevábamos 2 bicis porque estábamos de ruta por la Senda del Duero y pudimos guardarlas en la parte baja del albergue sin problema.
Nos dejaron unas pastas, café, té... para desayunar, lo cual se agradece si sales muy pronto y no hay nada abierto (y si no también se agradece jeje).
La dueña o encargada que nos recibió un encanto y eso que la hicimos esperar.
Las vistas desde las terrrazas maravillosas.
Todo muy bien organizado, limpio y con todo lo necesario dentro de la sencillez de un hostel.
María José súper amable y facilitando la estancia en todo momento. Detallazo de dejar unas pastas típicas y leche para el desayuno.
Vistas preciosas al Duero desde la terracita de la cocina.
Con ganas de repetir!
El emplazamiento delante del río es espectacular. tuvimos tranquilidad absoluta. El detalle de dejarnos unas pastitas y leche para desayuno. el hostal está recién reformado, todo nuevo. tuvimos la habitación de dos de la buhardilla, el baño está fuera pero es sólo para esa habitación al ser la única del piso de la buhardilla.
La atención de María José la dueña excelente, muy agradable. El hostel muy nuevo y confortable. Nos ofrecieron desayuno que no estaba estipulado en el precio, unas pastas tradicionales del lugar.
El sitio muy bonito, des de nuestra ventana podíamos ver el río. Muy aconsejable.
É
Élida
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