Los viajeros con presupuesto ajustado saben que una de las mejores maneras de sacarle partido a un viaje es alojarse en un albergue: saldrás a descubrir el destino durante el día e intercambiarás anécdotas con otros viajeros en la cocina o el bar por la noche. El tipo de habitación más común en los albergues es el dormitorio compartido con baño también compartido, pero también suelen contar con habitaciones privadas para quienes quieran pagar un poco más.
Éramos 4 chicos en viaje en moto, Jorge nos ha atendido de maravilla dando todas las facilidades posibles, las motos en la puerta, y la zona está preciosa al lado del río/embalse, nos ha gustado mucho para una noche y a un precio genial. Es un antiguo edificio adaptado para el albergue con el baño en cada habitación, habitación grande, camas cómodas y todo muy limpio.
El albergue está ubicado junto a las ruinas del pueblo antiguo, en el edificio de las antiguas escuelas. Las instalaciones están renovadas y funcionan bien. Junto al albergue hay un museo y una mina abandonada que se puede visitar los fines de semana. La visita al museo es recomendable para conocer la historia del pueblo, su traslado a su actual ubicación por la construcción del embalse, y la actividad de la minería.
La ubicación perfecta para nuestro viaje que era ir a pescar.
El hostal se le ve antigüo pero está súper limpio, toallas más que blancas, sábanas lo mismo y las cómodas muy cómodas.
El albergue es espectacular. Las instalaciones están muy nuevas y son muy funcionales. Tienen habitaciones compartidas y cuatro individuales con baño privado adaptado para minusvalidos.
Al borde del pantano con un entorno natural.
Dispone de ascensor, dos comedores y una sala de estar con tv.
El lugar es fantástico y confortable, la única pega es que redujeron literas y ahora no parece tanto un albergue. Podrían incluir desayuno en el precio, ya que luego está lejos del centro del pueblo.
Es un hostal sin otros servicios que los de habitación. Nuestra habitación triple tenía tres camas en un espacio pequeño y un pequeño, aunque completo, baño dentro. Lo suficiente para pasar la noche en mitad de nuestro viaje. Podríamos haber optado por, por ejemplo, Fraga, pero Mequinenza tiene un encanto especial. No le pedíamos más y no nos ofrecieron más de lo que pedíamos. Aceptable y recomendable para ese menester
Juan
Familia con niños pequeños
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