Hostales y pensiones en Issel

Hermoso hospedaje. Los dueños son muy gentiles. Se nota que encontraron el lugar donde desarrollar su sueño y lo hacen con mucho amor. Las habitaciones son hermosas, con muchos detalles (cafetera y tetera) y el desayuno excelente. No tengo dudas de que es la mejor opción en el lugar.

Un lugar ideal para descansar. Reservamos con cocina, muy equipada y completa. Trato muy familiar y cálido. Nos ha gustado mucho!

Todo está bien. Es muy nuevo. Genial si vas a ir en bicicleta por el canal pues está a la altura de una esclusa muy cerca de Castelnaudary. Los dueños tienen un molino-tienda justo enfrente del edificio, pero la hora de entrada son las 16 horas y creo que la tienda solo está hasta las 18 horas, eso da un margen de solo dos horas para el check in. De todas maneras, entiendo no hay problema. Nosotros llegamos antes y nos dejaron cambiarnos para hacer la excursión con bicicletas, y creo tienen un sistema con cajas de seguridad para dejar las llaves a los que llegan después de las 18 horas. Hay un espacio grande con acceso separado para dejar las bicicletas (aunque el primer día (nosotros eramos tres habitaciones y seis bicicletas) coincidió que en las otras dos habitaciones iban con bicicletas con carritos traseros para bebés (es verdad que ese día cupieron todas las bicicletas de milagro y colgando algunas de unos ganchos que supongo tienen para cuando pasa esto)). La mejor habitación la única de la planta inferior, llamada moulin, con cama de matrimonio. Es la de minusválidos, y es la más grande y la más fresca (muy valorable estos días tan calurosos). Nos dijeron que iban a poner ventiladores de techo en las habitaciones. Arriba hay una habitación de matrimonio, otra enfrente que puede ser de matrimonio o separar la cama para hacer dos individuales (nosotros teníamos estas dos y la de abajo), y las dos cuádruples. Tienen lavadora y tendedero (fundamental porque estuvimos cinco días con las bicicletas). Cenamos muy, muy bien. La pizzeria Rocco, cassoulet en Chez David, carne en Gueuleton (y un vino exquisito a precio muy razonable), estos tres en Castelnaudary, y Le Coin des Gourmands en un pueblo encantador que se llama Saint-Papoul.

Pierre es realmente agradable y nos hizo un tour de las instalaciones. Las instalaciones son espectaculares, vistas al jardín precioso, todo muy cuidado y limpio. El castillo es muy bonito y las habitaciones muy cómodas.

Es una casa rural en mitad del campo muy bonita. La anfitriona Virginie, muy amable y muy pendiente de nuestras necesidades. La habitación es inmensa (35 m2), la cama muy cómoda y todo muy nuevo. Con respecto a la ubicación, está bastante aislada, en pleno campo. Si buscas tranquilidad y naturaleza es ideal.

la habitcion

La atención del personal excelente, el buffete del desayuno espectacular, con mermeladas hechas por ellos y la piscina rodeada de naturaleza genial. Un lugar silencioso y relajante