Las pensiones son una opción ideal para los viajeros que prefieren un alojamiento sencillo con toques personales. Son acogedores y normalmente los gestiona una familia, por eso es fácil conseguir recomendaciones sobre la zona y servicio de comidas opcional. Además de que suelen ser más baratos que un hotel, pueden tener jardín y zonas comunes muy agradables.
Excelente trato y muy buena energía de parte del dueño del hostal (Mario) y del casero (Jesus). Muy predispuestos y compartimos comidas juntos en el asador.
Mario nos deleito con un muy rico pollo al disco.
Nos toco ademas estrenar un hermoso fogonero el cual le dio al patio un gran toque para disfrurar de la tranquilidad, los cerros y las estrellas.
El hostal está muy bien. Tiene restaurante y sigue abierto hasta bastante tarde así que pudimos quedarnos bebiendo algunas copas en la terraza que tiene que es muy bonita.
Es un hostal, un tanto rústico.
El cuarto que nos tocó fue cómodo, no pasamos frío.
No hay de comer, ni agua, debes traer tus provisiones.
Los baños son compartidos, pequeños y no muy cómodos.
Si te esperas un hotel y sus comodidades no te hospedes ahí. Si quieres un lugar céntrico para pasarla en un lugar mágico y estar decentemente cómodo, adelante.
La gente que trabaja ahi es extraordinariamente amable, todos en la región son así.
Me alegro mucho de haberme hospedado ahí.
Es difícil valorar este hostal, ya que gracias a Jesus y su familia me sentí como en casa. La vista es espectacular y el lugar inmejorable! Hemos compartido un asado delicioso y sobre todo, hemos compartido la pasión de Jesus con sus espectaculares caballos gracias a una cabalgata re linda! volvería a repetir sin dudarlo! Muchas gracias por todo, ha sido una de mis estancias favoritas ♥️
La amabilidad de Mario y Jesús nos hizo sentir como en nuestra casa desde un primer momento. Siempre atentos a nuestras necesidades. Ver el atardecer desde el patio del hostal tomando mate no tiene precio. Una estadía sencilla pero enriquecedora. Molinos es un pueblo super pintoresco que conserva la esencia de tiempos donde el ritmo de vida era más lento, rodeado de montañas y paisajes increíbles. Recomiendo también aprovechar la estadía para visitar la bodega de Colomé (a 40 kms).
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