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Nos encantó nuestra estancia, podría decir que fue una de las mejores partes de nuestro viaje. Fuimos porqué queríamos experimentar la estancia en un Ryokan y acabamos encantados. Todo el recinto tiene agua termal, dispone de baño comunitario separado por sexos y baño tradicional dentro de la habitación. En mi caso solo probé el de la habitación, ya que era más íntimo y la calidad de agua era la misma, a demás, disponía de vistas a la montaña y era muy relajante bañarte mirando al monte. La habitación también disponía de baño de pies, por si simplemente quieres sentarte en el balcón y relajarte tomando un té y mirando el paisaje. La habitación era enorme y muy bien equipada, con camas muy cómodas, TV, aire acondicinado, accesorios de baño, yukatas para ir por el hotel, sofá... todo lo que puedas necesitar! Hicimos la opción de media pensión (cena y desayuno tradicional), la comida estaba deliciosa, nos explicaron cada uno de los platos, todos hechos con productos locales y de proximidad. Tengo que admitir que habían muchas cosas que nunca había probado nunca pero todo delicioso. Me encantó la carne y las gambas con mermelada de pera. Tienen una sala de estar donde hay bebidas gratuitas. Nosotros fuimos después del desayuno para tomar el café. Sobre las ubicación, creo que está un poco alejado del centro, pero simplemente pacta una hora de recogida con el hotel y ellos te vendrán a buscar a la estación de tren, el servicio es gratuito así que la distancia no es un problema. El personal de 10, todos nos atendieron muy bien. Me daba un poco de miedo que fuese difícil ya que no es una zona muy visitada por extranjeros, pero al contrario, fueron muy amables y educados y nos trataron de maravilla. Ojalá les vaya muy bien, gracias por darnos un trato tan bueno.